julio 30, 2009

Tyler Durden says:

julio 09, 2009

Pinche pinche pinche trabajo

Siento que navego en un barco de papel, o peor aún, sobre una hoja bond cubeirta de letras, que navega sobre un espejo de agua a pocos segundos de empaparse completamente y bajar al fondo, sin posibilidad de ser legible otra vez.
Uno es jóven, ese es el gran error. Definitivamente, si estas desagradables experiencias tuvieran lugar en un momento de madurez, en uno de esos momentos que la gente suele llamar "de plenitud", es claro que lo que me pasa no pegaría como garrotazo en el ánimo. Pero según me cuentan, todo esto se trata de un aprendizaje, de madurar. Como perones, madurar para terminar cayendo del arbol y sin más que contar, esperar a que se lo deboren a uno como "debe ser"... porque estas cosas "así son, así es en todas partes".
Ahora bien, ¿quien chingados dijo que las cosas así son? Seguramente el mismo cabrón que dijo "vivir fuera del presupuesto es vivir en el error" y por ello, generación tras generación de servidores públicos se dedican al exquisito aprendizaje de comer caca, día a día hasta obtener su jubilación.
Por ejemplo, la secretaria (para este momento, ya es obvio que mi trabajo se lleva a cabo dentro de una oficina, ¿no? dentro del área que se denomina cada vez con mayor asco como "cultura") es una mujer de mediana edad (ella sí que entró en "plenitud", o por lo menos tiene la edad para ello) que llega tempranito a la oficina, enciende su computadora y entra a internet. Las siguientes 9 horas -digo 9 porque en realidad hace "horas extra" para ganar más dinero- las pasa pegada a su perfil de Hi5, a su correo en Yahoo, a los anuncios de Segunda Mano y de OCC, porque siempre busca trabajo... Sus ratos libres, o sea, cuando no está haciendo nada de lo anterior, los dedica a hablar mal de los demás, a quejarse de que todo lo malo le pasa a ella, y a cazar la limosna de quienes entran en el juego de "es que soy tontita". En fin, este patetico personaje vive en realidad del dinero extra que pueda encontrar en cualquier cartera, bolsa, monedero o lo que sea, de aquellos que, en un momento de buena fe o bien de estupidez, decidan "completarle" el salario con un poco de lo que ganan.
Otro ejemplo, la jefa. Una mujer de grandes vuelos, gran carrera política, gran prestigio. Gran bocota. Uno de sus mejores atributos es escribir a computadora solamente con los dedos índices, y caer en pánico cuando el corrector de estilo hace su trabajo y la letra W desaparece del teclado. ¿Porqué a ella le dan el teclado sin W, porqué Dios?!!! Muchos compromisos sociales, muchos viajes... nada, pero nada de nada dentro del craneo. Tal vez el cerebro se quedó pegado al teclado que si tenía letra W...
O bien, la otra asistente... modelo perfecto del arribismo político priísta. Apadrinada por los altos mandos de la educación pública, la pobre yace esperando aquí la oportunidad de su vida, otorgada obviamente por sus múltiples contactos, influencias y redes políticas. Sin embargo, sigue esperando aquí.
Y yo. Yo que no se bien la diferencia entre el bien y el mal. Yo que sigo pensando en los principios éticos y morales que deben sostener un buen trabajo y una buena reputación intelectual. Yo que hasta hace poco tiempo era extremadamente puntual para llegar a la oficina. Yo, que a pesar de todo lo que puedo, quiero o deseo hacer, me encuentro en compañía de los personajes descritos arriba, sentada en la misma banca reflexionando que, en efecto, la única idiota, la única pinche soñadora, la que está mal... si señores, sí. Soy yo.

julio 06, 2009

Cuando roncar sea...


De todas las cosas respecto a las que me considero intolerante, creo la que más que jode las bolas es el sueño que me da después de comer.
No importa cuán ligera sea mi comida, siempre experimento un madrazo de somnolencia, como si fuera una droga, que me hace irremediablemente estúpido. Es como si la comida revirtiera el efecto de las 3 tazas de café que me tomo en las mañanas, y las reemplazara por té de valium.
Digo, no puedo fundirme el estómago con cafeína. De por sí lo tengo bastante maltratado.
Tal vez en el futuro, cuando la ciencia avance, cuando no haya más religión que la razón, cuando hayamos reventado el mundo y milagrosamente lo hayamos recuperado, entonces tal vez en mi mundo imaginario, tal vez haya cuartos de dormir en todas las oficinas del mundo.
Entonces, y sólo entonces, el sueño será entendido como la condición natural del hombre, y se ejercerá libremente como un derecho fundamental, pero eso sólo será cuando roncar se vuelva un acto de protesta.

Amén, shalom, namasté.

julio 04, 2009

Pinche ironía prostituida

Hace unos días, tal vez lo recuerden, asesinaron a unos pequeños grandes luchadores. Yo los recuerdo de niño. En La Paz no hay mucho que ver en la tele abierta.

Murieron Espectrito y la Parkita, a manos de unas sexoservidoras. Cosa común lo de dormir a clientes con algunas gotas. Cosa común que los clientes estén ebrios al momento de levantar a unas prostitutas cuarentonas, gordas, muy feas y en uno de los barrios más peligrosos de la ciudad... aunque debo confesar que me encanta Garibaldi, aún en sus condiciones actuales tan deplorables.

Ayer leía noticias por Internet, y me llamó mucho la atención, que en Amsterdam están considerando dar un subsidio gubernamental a las prostitutas, quienes conforman una parte importante de la economía de la ciudad. Patrocinio para el Barrio Rojo, ante la negativa de muchos bancos a darles créditos, especialmente hipotecarios.

Si hiciera un diccionario, de aquí derivaría mi definición de ironía.

En fin. No había visto lucha libre desde niño, salvo hace poco que he visto algunas de las que están de moda, las de la WWF, que por cierto, cuando era niño nadie las pelaba, porque efectivamente las mexicanas son mejores.
Soy malinchista para muchas cosas, para las luchas no lo sería si me gustaran. Para las putas sí soy malinchista, también para la música... pero para la ironía, soy un perro nacionalista! que viva la nación kitsch!